jueves 28 de marzo de 2024

¡ANTE LA AUSENCIA DE PLANES DE SEGURIDAD! Vecinos civiles de San Jacinto se organizan para cuidarse

Hay un dicho popular que reza: “El que no tiene quien lo mesa, saca su patica y se mese solo” aplica, desde luego, a una persona acostada en una hamaca y su trasfondo es que el que no cuenta con nadie para atenderse, debe atenderse a sí mismo. Esto se aplica perfecto en comunidades como San Jacinto, donde, cansados de esperar por un plan de seguridad regional o municipal que atienda ese derecho que ampara a todos los vecinos, como es el de la seguridad, se ven en la necesidad de crear entre ellos mismos brigadas de vigilancia para abordar la inseguridad que los arropa.

En la urbanización San Jacinto, al norte de Maracaibo, la oscuridad y la soledad de sus calles han hecho del lugar el nicho adecuado para que vándalos y delincuentes hagan de las suyas con impunidad, al éstos, arremeter contra las viviendas y personas, robando y atracando. Por tal motivo, los habitantes de esta comunidad de la parroquia Juana de Ávila, decidieron tomar acciones y crearon una brigada de seguridad para tratar de contener la escalada delincuencial en el sector.

Las veredas de San Jacinto son guillotinas de tarde y de noche para los vecinos, allí suelen atracar reiteradas veces…

Los vecinos desde el anonimato por temor a represalias, manifestaron que los robos a las viviendas han sido constantes, «los delincuentes suben a los techos a mirar que encuentran para llevarse», relató un vecino. Y continuó, «Hay otros que sólo vienen a mirar qué se llevan o a ver si hay casas solas y luego se meten a robarlas».

«Las calles sin iluminación es donde los delincuentes de otros barrios, y los de aquí, esperan que pase alguien para robarlo y atracarlo y no pasa nadie, la policía nunca viene”.

El horario delincuencial es por las tardes, después de mediodía y en las madrugadas y es por los techos donde observan la entrada y salida de las personas de las viviendas y en algún descuido, aprovechan para entrar a las casas y llevarse cuanto puedan.

Nace la Brigada de Seguridad de San Jacinto

«En cada calle hay un responsable de seguridad, cuando vemos a una persona en actitud sospechosa, o desconocida, alertamos a varios vecinos y de inmediato acudimos al sitio, lo interrogamos y si es necesario lo detenemos para entregarlo a las autoridades», manifestó Edwin Petit, uno de los responsables de la brigada.

«Ya se han atrapado a varios delincuentes y fueron entregados a las autoridades», indicó Petit, y añadió que se han presentado robos y que se ha acudido a la Alcaldía y a la Policía Municipal para rescatar el módulo policial del estadio, el cual se encuentra en la desidia y abandono. También vecinos de otros sectores de la populosa zona se han sumado a la iniciativa de la brigada.

Son brigadas de vigilancia con un mecanismo de seguimiento que por razones de la misma seguridad, no fueron revelados. La idea es ir un paso delante de los hampones.

Otro ejemplo: San Rafael

A unos cuantos kilómetros de distancia, más al sur y al oeste de la ciudad, se encuentra otra urbanización que está rodeada de barrios que una vez fueron invasiones y de sectores donde pululan los malandros y donde operan, inclusive, bandas de robaquintas.

Esa es la Urbanización San Rafael, en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante. Sus calles trasversales, casi todas han sido enrejadas y cerradas por el mismo tema de la inseguridad y ello ha ayudado un poco a mitigar el malandraje del cual son víctimas.

Sin embargo, en la calle principal (98) por ser calle principal, no recibe la autorización municipal para cerrar las cuadras con rejas y eso los deja indefensos. Pero desde hace ya unos años, más de 10 para ser exactos, la extinta Asociación de Vecinos de San Rafael (AVESAR) y el Comité Pro defensa de los Vecinos de San Rafael (COPRODESAR) idearon un plan que todavía hoy se aplica y da resultados.

Los silbatos de seguridad. Por cuadra, los vecinos adquirieron sus pitos. En cada residencia hay un silbato. Los niños de San Rafael son los únicos que no pueden jugar con pitos, está prohibido, porque el sonar de un pito significa que hay peligro, ladrón a la vista.

La urbanización fue blanco de los robaquintas, una banda dedicada a esa práctica, puesto que muchas de las casas quedaron solas a consecuencia de la migración de sus habitantes y comenzaron a estudiar cuadra por cuadra y a marcar las viviendas que lucían solas para saquearlas. En la penúltima cuadra de la calle 98, tres casas fueron saqueadas en una madrugada.

No sonaron los pitos. Ello despertó de nuevo la iniciativa y en una reunión vecinal se alertó a que debían estar pendientes con el pito en la mano para activar la alarma en caso de ver sospechosos.

Recién entrado abril, los pitos resonaron con fuerza en la penúltima cuadra de la calle principal de San Rafael; Un presunto ladrón fue avistado por un vecino introduciéndose en una casa que estaba sola y de inmediato sonaron los silbatos, haciendo correr al ladrón despavorido del lugar.

En algunas residencias, los vecinos han optado por instalar sistemas de alarmas, pero éstos cada vez son menos inaccesibles por los altos costos. En algunas residencias optan por respaldar los silbatos con alarmas caseras que los mismos vecinos instalan y activan a la hora de escuchar sonar un silbato. El sonido ensordecedor de una sirena de esas a cualquier hora alerta a cualquiera.

Si esta modalidad se sumara a la de San Jacinto y se aplicaran ambas, el efecto sería aún mejor, pero es algo en el que se pone en riesgo la vida de los vecinos, pues no es tarea de los habitantes dejar de dormir por estar vigilando sus casas de madrugada y exponerse a algún ladrón armado que pudiera arrebatarle la vida a algún padre de familia, cuando la lógica es que para esos casos existe una policía municipal, regional y nacional.

Venezuela es un país donde abundan cuerpos de seguridad, todos con distintos nombres; CPBEZ, CPNB, SIPEZ-CPBEZ, SEBIN, DGCIM, POLIMARACAIBO, POLISUR, y no es posible que los habitantes de las zonas residenciales tengan que ser ellos mismos sus policías.

Es un llamado muy exigente a la autoridad a abocarse a brindar la seguridad que tanto prometen en sus campañas electorales y ofrecer tranquilidad al vecino y  sus familias.

Pésimos servicios

A su vez, los vecinos según manifestaron, que además de la falta de recolección de basura en la urbanización, señalan que existe una supuesta manipulación de «las llaves por vecinos de Mara Norte que nos dejan sin agua».

Aseguran que, «ellos (Mara Norte) tienen una llave con la que manipulan las válvulas de Hidrolago y cierran cuando los de la hidrológica la abren y nos dejan sin agua».

Ante lo que consideran una falta de atención por parte de la municipalidad, decidieron tomar las riendas de su sector, mediante la organización para rescatar la cancha, plaza y parque del sector dos a través de la autogestión.

Aseguran que se han cansado de acudir a las diversas dependencias de la Alcaldía de Maracaibo y hasta la fecha, la respuesta que han recibido ha sido el silencio gubernamental sobre sus solicitudes.

NAM/Comunidades