Ataque y contraataque. Alvin Bragg, fiscal del distrito neoyorquino de Manhattan, trató de tranquilizar a su equipo con un mensaje interno en el que aseguró que no será tolerada ninguna intimidación o amenaza contra ellos.
Su comunicación, remitida el sábado, se debe a las acciones de investigación de su oficina contra Donald Trump, después de que el expresidente, sin prueba alguna, proclamara en su red Truth Social que será detenido el martes por el asunto del soborno a una actriz porno para que supuestamente callara sobre la relación sexual que mantuvieron. Como ya hizo tras perder las elecciones, cosa que acabó con el asalto al Capitolio en enero del 2021, esta vez también llamó repetidamente a que sus bases salgan a protestar.
“Por favor, sabed que vuestra seguridad es nuestra máxima prioridad”, escribió Bragg a su equipo a la vista del cierre de filas de los republicanos de la extrema derecha, para quienes Trump está por encima de la ley y cualquier acusación solo tiene una motivación política.
En esa comunicación, el fiscal jefe de Manhattan sostuvo que “no vamos a tolerar ningún intento de intimidar a nuestra oficina o que se amenace al estado de Derecho en Nueva York«.
La carta no menciona a Trump por su nombre y alude solo a “una investigación en marcha de la fiscalía”. El expresidente se encuentra implicado en un caso conectado con el pago de 130.000 dólares a la Stormy Daniels, durante su campaña electoral del 2016. Él siempre ha negado que mantuviera relaciones con la estrella porno y que se trata de otra “caza de brujas”.
Michael Cohen, el que fuera su abogado y mano derecha, es el principal testigo de cargo. El letrado, que cumplió tres años de cárcel por este asunto, se encargó de hace el pago a Daniels. Ella también ha prestado declaración y habría confirmado la relación sexual.
El viernes se difundió que las fuerzas de seguridad están en alerta ante la posibilidad de que se produzcan algaradas por la posible imputación penal. Sería la primera vez que un expresidente de Estados Unidos experimenta algo así.
Ante la supuesta inminencia, Trump tiró de su manual habitual de actuación y se anticipó al anunciar algo sin conocimiento directo, como luego reconocieron sus abogados. Pero eso le permitió hacer saltar la alerta entre los suyos, de los que ya sabe de lo que son capaces.
Asumiendo el papel de caudillo o de autócrata al más puro estilo de los populistas nacionalistas, el ya declarado aspirante a la presidencia en noviembre del 2024 urgió a la movilización. “Tenemos que salvar a Estados Unidos. Protestad, protestad, protestad”. No hay que salvarle a él, hay que salvar el país.
NAM – La Vanguardia
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