sábado 11 de mayo de 2024

¡ÁNGEL DEL GUETO DE VARSOVIA! Google homenajea con un doodle a Irena Sendler

En las tragedias, la esperanza es lo último que muere… Y para la enfermera polaca, Irena Sendler, arriesgar su vida no importaba con tal de salvar a los niños atrapados en el Holocausto.

Una mujer excepcional que no ha sido reconocida por su gran labor durante la Segunda Guerra Mundial. Discreta y valiente, salvó la vida de más de 2.500 niños durante el conflicto. Tardó en hacerse popular. No fue hasta 1999, cuando su hazaña fue descubierta por un grupo de estudiantes de Kansas (EEUU) que realizaban un trabajo sobre el Holocausto.

Irena Sendler nació en 1910 en Otwock, Varsovia, en el seno de una familia católica. De su padre, médico rural que murió cuando ella tenía apenas 7 años, aprendió la solidaridad y el respeto por los demás. Su padre Stanisław Krzyżanowski falleció tras contagiarse de tifus que sufrían sus pacientes y a quienes muchos de sus colegas médicos no quisieron atender por miedo a contagiarse.

Siguiendo, en parte, los pasos de su progenitor, Irena decidió dedicar su vida a los demás y se hizo enfermera. Trabajaba en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia cuando Alemania invadió Polonia y, un año después, tras la apertura del gueto de Varsovia, Irena se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos, conocido como Zegota, como miembro del cuerpo sanitario para encargarse de paliar los casos de enfermedades contagiosas.

Para impedir la propagación del tifus, los nacionalsocialistas permitieron la entrada de las personas que intentaban frenar esta enfermedad. Fue en ese momento cuando Irena se dio cuenta de que lo que le aguardaba a la mayoría de las personas del gueto era terrible. Por eso, decidió entonces intentar sacar de allí a los más pequeños.

Al principio, se las amañó para poder sacar a los niños y niñas en las ambulancias que trasladaban a los pacientes más graves al hospital fuera del gueto. Sin embargo, con el paso del tiempo, tuvo que ingeniárselas de otras formas y decidió sacar a los pequeños en bolsas de basura o, incluso, en ataúdes.

El 20 de octubre de 1943, Jolanta (nombre en clave de Irena) fue detenida por la Gestapo. Pero, aún en prisión y sometida a horribles torturas, jamás desveló el paradero de todos los niños a los que había salvado.

Cuando la guerra terminó e Irena desenterró la lista que había hecho con los nombres de los niños rescatados, se la entregó al comité de salvamento de los judíos supervivientes. Cuando su hazaña se hizo pública, algunos de esos niños la reconocieron. En pleno Holocausto, fue condenada a muerte, pero un soldado la ayudó a escapar y pudo seguir con su labor hasta que la guerra terminó. Por desgracia, ese soldado fue ejecutado.

NAM/El País