sábado 20 de abril de 2024

¡ZULIA HISTÓRICA EN NAM! Marazul: Tienda de la nostalgia…La historia de ‘Cambuleto’: «Si me lo carameleais…»

Constituyó la más grande y surtida comercial del viejo Saladillo. Era otro sitio de tertulia de los gaiteros y los viejos chistosos de la época de los 50, 60 y 70. José Lorenzo Soto, mejor conocido como «Cambuleto», la creó en 1948. La remodelación del sector acabo con su antigua estructura en 1979.

En 1948. Maracaibo albergaba un poco más de 200.000 habitantes. La Universidad del Zulia habrá reabierto sus puertas dos años atrás y el céntrico barrio El Saladillo, aunque ya viejo estaba en pie. Los muchachos corrían montados en sus patinetas de fabricación casera por la plazoleta de la Basílica o en la plaza Centenaria, en la calle El Transito, construida hacía tres años con motivo de los 100 años de la muerte del general Rafael Urdaneta (ocurrida el 23 de agosto de 1845).

EI 7 de octubre, en una esquina mirando de frente a la plaza Monseñor Arturo Celestino Álvarez, se estrenó una edificación grande pintada de verde claro con oscuro, identificada como Tienda Marazul. No transcurrió mucho para convertirse en la más popular del barrio.

«Si me lo carameleais»

Su propietario, José Lorenzo Soto, un hombre moreno de piernas tan arqueadas que le valieron el mote de «Cambuleto» – degradación de cambeto-, gozaba de tanta popularidad como «Ronoquero» y «Mamblea», dos personajes populares de la época, famosos por la facilidad y gracia con que ideaban una mentira; “Si me lo carameleáis» era el dicho característico del comerciante, quien atendía el negocio junto con sus hijos y Juan Ríos, un vecino amigo. La frase la usaba en todo momento, como cuando alguien llegaba a fiarle o se jugaba con los alumnos del Liceo Baralt, quienes amanecían estudiando en las bancas de la plaza para sus exámenes finales, recuerda su hijo José «Cheo» Soto.

Cambuleto es a Cambeto

Cambeto es una palabra que mayormente define a las personas cuyas piernas no se encuentran rectas, sino más bien arqueadas. Jesús Ángel era cambeto de nacimiento, además montaba siempre un burro, que según su hijo Alirio, “se trasladaba montado en él a todas partes”. Es por ello que su condición empeoró y recibió el nombre de Cambuleto. Debido a que todo el barrio lo conocía por ese nombre, fue así como bautizó el depósito.
Jesús Ángel, quien en realidad se llamaba José Lorenzo, secreto que sus hijos descubrieron después de su muerte, falleció en 1981. Sin embargo, el negocio familiar no quedó ahí, sus hijos: Argenis, Alirio y José, mejor conocido como Cheo, lograron mantener el abasto hasta mediados del 2017, cuando por falta de ingresos, el negocio cerró.

Un poco de todo

“Era abasto, fuente de soda y salón de juego de domino y billar .. Ahí se conseguía de todo»
, refiere «Cheo» detrás del mostrador de «La esquina de Cambuleto».

Al fondo, se observan las fotografías en blanco y negro y la colección de botellas de cerveza y refrescos de su padre.

Consuela de Montero, nacida en 1923 en el sector Arismendi, a dos cuadras y media de “Marazul”, rememora que en esta tienda se la pasaban muchos viejos tomando cerveza y echando chistes de doble sentido. «No se veían relajos ni atracos iQue diferencia con la Maracaibo de ahora!», expresa.

Marazul también era el sitio de tertulia de gaiteros como Douglas Soto (furrero), «El Monumental» Ricardo Aguirre, Simón García (compositor)y los integrantes de los grupos Saladillo y San Isidro.

«Papa les vendía las cuerdas de los cuatros, y los palos de vera y cera para los furros»
, recuerda a su vez, Eglens Soto, otro hijo de «Cambuleto».

«Cheo» toma la palabra y agrega que: a la tienda además iban a «beber» los adecos en la clandestinidad, como Luis Vera Gómez, Hugo Soto Socorro y Leandro Soto, perseguidos por la Seguridad Nacional y los «medias blancas» (Policía Militar) del dictador Marcos Pérez Jiménez.

¡Aquellos tiempos!

«Por ese tiempo, la gente podía dejar la ropa en el patio y dormir con la puerto abierta. La inseguridad vino después, al igual que los ‘huelepega’, quienes hoy piden limosna en la intersección de Las Delicias con la calle 95 (Venezuela)”.

Nancy Montero, nacida y criada en Santa Rosalía, dice que cuando contaba con 14 o 15 años, salía a patinar todas las tardes en la plaza Centenaria y veía a la gente que se acercaba a comprar en la comercial de «Cambuleto».

Marazul extendió su popularidad por la década del 60 y al final fue demolida en 1979, cuando casi la totalidad de El Saladillo había sido arrasada por un proyecto de remodelación del primer gobierno de Rafael Caldera (1969-1974).

Una gaita sonó con insistencia en 1979, escrita por Alfredo Urdaneta, director del conjunto Estrellas del Zulia:

 «Cambuleto no te vais /
le hacéis falta al Saladillo /
con tu comercio sencillo/
que en Maracaibo hizo historia /
sois el ultimo recuerdo /
quedáte allí donde estáis»

decía el tema, que intentaba convencer a José Lorenzo de que no dejara extinguir lo único que quedaba del barrio. Pero la inseguridad empezaba a adueñarse de la zona y «Cambuleto» estaba demasiado viejo para soportar el recuerdo doloroso y para comprender que El Saladillo que lo vio nacer había sido barrido por el progreso. Murió dos años después.

Tras la demolición, Marazul se mudo para un rincón de la plaza Centenaria con el nombre de «La esquina de Cambuleto».

Sigue siendo depósito de licores, tostadas y venta de repuestos, atendidos por sus hijos quienes se esmeran porque perdure en el tiempo. En la pared del negocio se puede leer: «Marazul. Si me lo carameleáis».

De las historias que se extrañan

La tienda “Marazul” fue establecida en Maracaibo antes que otras tiendas y bares populares de esa época como “La V.O.C”, “Puerto Arturo” y “La Bélgica Alpina”.

Cuenta “Cheo” Soto, que a su padre, heredero del negocio de su abuela, las piernas se les arquearon por la posición que adoptaba cuando su madre lo cargaba, siendo un bebé. En función de ese leve defecto físico, los  muchachos de la zona, jodedores como todo zagaletón, comenzaron a llamarlo de esa forma (Cambuleto), algo peyorativa, pero que a la postre se convertiría en palabra de uso común en la ciudad.

“Estamos preparando la tercera generación de Cambuletos”, dice don José, quien lamentablemente perdió su hijo, pero cuenta con varios sobrinos que, de seguro, van a perpetuar, por muchos años más, ese amoroso ejercicio diario de mantener la tradición de una ciudad como Maracaibo, su música, sus costumbres y su gentilicio.

NAM/Viejo Zulia/El Decano de la Gaita

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